domingo, 22 de febrero de 2015

Escenas & Diálogos (18): Juego de Tronos

Sección que creó el blog Paradise Of Words, que consiste en escribir las escenas y diálogos que te gustaron de un libro que leíste.      
 * Esta sección puede tener spoilers *


  –Lo mato todas las noches en mis sueños –admitió Robert–. Pero un millar de muertes sigue siendo menos de lo que merece.
 Algunas heridas no llegan a cerrarse jamás, y sangran de nuevo a la menor mención.
  –Permite que te dé un consejo, bastardo –siguió Lannister–. Nunca olvides qué eres, porque, desde luego, el mundo no lo va a olvidar. Conviértelo en tu mejor arma, así nunca será tu punto débil. Úsalo como armadura y nadie podrá utilizarlo para herirte.
  –Tengo una idea bastante precisa de cuáles son mis puntos fuertes y mis puntos débiles. Mi mejor arma está en el cerebro. Mi hermano tiene su espada; el rey Robert tiene su maza, y yo tengo mi mente… Pero una mente necesita de los libros, igual que una espada de una piedra de amolar, para conservar el filo. –Tyrion dio un golpecito a la tapa de cuero del libro–. Por eso leo tanto, Jon Nieve.
  –Muy bien, bastardo –dijo Tyrion sonriéndole–. Casi todos los hombres prefieren negar la verdad antes que enfrentarse a ella.
  –Ahora, Bran –lo apremió el cuervo–. Elige: vuela o muere.
 La muerte trató de asirlo mientras gritaba.
 Bran abrió los brazos y voló.
  –Sí. Frío, duro y cruel. Así es el Muro, y así son los hombres que lo patrullan. Nada que ver con los cuentos que te contaba tu niñera. Nosotros nos meamos en los cuentos, y también en la niñera. Las cosas son como son, y estarás aquí el resto de tu vida, igual que nosotros.
  –No me llames Lord Nieve.
  –¿Preferirías que te llamaran el Gnomo? –preguntó el enano, arqueando una ceja–. Si dejas que se den cuenta de que sus palabras te hacen daño, jamás te librarás de las burlas.
  –A todos nos hace falta que se burlen de nosotros de cuando en cuando, Lord Mormont –replicó Tyrion encogiéndose de hombros–. De lo contrario, empezamos a tomarnos demasiado en serio.
  –Casi todos los hombres prefieren negar la verdad antes que enfrentarse a ella –le había dicho el enano con una sonrisa. El mundo estaba lleno de gallinas que se hacían pasar por héroes.
  –No sé qué hiciste –dijo–, pero sé que hiciste algo. –Apartó la vista con timidez–. Nunca había tenido un amigo.
  –No somos amigos –dijo Jon. Puso una mano sobre el hombro carnoso de Sam–. Somos hermanos.
  –Necesitaba tu espada, no tu amor eterno –replicó Tyrion. Soltó la brazada de leña en el suelo. Bronn sonrió.
  –Qué espanto –murmuró Varys–. ¿Hasta dónde puede llegar la crueldad del hombre?
 Las piernas rotas se curaban con el tiempo, pero algunas traiciones se pudrían y envenenaban el alma.
  –Dicen que al rey le gustaba mucho cazar. Las cosas que amamos siempre acaban por destruirnos, muchacho, no lo olvides.
 Pero Robert estaba equivocado. <<El rey muere –pensó Ned Stark–, y entierran a la Mano.>>
 Solo somos humanos, y los dioses nos hicieron para el amor. Es nuestra mayor gloria y nuestra peor tragedia.

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