* Esta sección puede tener spoilers *
El tren avanza por una senda elevada. Un amplio sector de Santiago se observa hacia el poniente. La ciudad es un paisaje triste. El color que predomina es el gris. Sobre los techos de calamina se deja caer la polución.
Todos nos habíamos preparado para el desenlace, pero después nos dimos cuenta de que jamás se está preparado para la muerte.
Cuántos seres indefensos pueblan sus edificios: paranoicos, neuróticos, maníaco-depresivos, bulímicas, anoréxicas, ancianos víctimas de alzheimer... un mosaico furibundo de enfermos mentales repartidos por la ciudad más enferma del mundo.
Pero yo nunca dejé de creer que entre ellos, en medio de una marea indescifrable, existió una cierta plenitud, una necesaria inconsciencia que los hizo más nobles que el resto de nosotros, que fueron capaces de desprenderse de todo enfado social y sumergirse de bruces en un sueño irreverente.
Pero en el jardín se bifurcan, las rutinas y las almas se separan, porque la vida es solo una mota de polvo en el vacío, un abrir y cerrar de ojos: como dice Jaque, “una pincelada en el infinito”.
Vaya, las frases me encantaron. Aunque realmente no dicen mucho sobre la historia.
ResponderEliminar¡Saludos!