* Esta sección puede tener spoilers *
Sí que había perdido peso, se dijo, y estaba a punto de mencionarlo cuando él se inclinó y la besó.
Habían confundido la belleza con la inocencia y la bondad.
–El dolor es sólo lo que tú le permites que sea.
–La novia de alguien –dijo–. La hermana de alguien, la hija de alguien. Todas estas cosas que nunca antes supe que era, y todavía sigo sin saber realmente qué soy.
–¿Por dónde íbamos?
–Bueno, mi cara estaba aproximadamente donde está ahora, pero la tuya estaba muchísimo más cerca.
–Ya sabes lo que Jace siempre dice: en ocasiones no tienes que buscar el peligro, en ocasiones el peligro te encuentra a ti.
–No pasa nada –repuso ella–. No es gran cosa.
Simon alzó la mano y le besó la herida.
–Mejor ahora.
–¿Y qué quieres que te diga? ¿La verdad? ¡La verdad es que quiero a Simon como debería quererte a ti, y desearía que él fuese mi hermano y tú no lo fueses, pero no puedo hacer nada al respecto y tampoco puedes tú!
–Andas en compañía de gente sorprendentemente ilustre, cazador de sombras.
–¿Vuelves a hablar de ti? –bromeó Jace, y alisó la tierra removida con la punta de una bota–. Eso parece jactancioso.
–A lo mejor se refería a mí –soltó Alec. Todo el mundo lo miró con sorpresa. Alec hacía chistes en muy raras ocasiones. Éste sonrió nerviosamente–. Lo siento -dijo–. Nervios.
–Pero es justamente eso –replicó Clary–. Cuando quieres a alguien, no tienes elección (…). El amor te arrebata la posibilidad de elegir.
–No estoy segura de ser una persona. Ya no.
–Lo eres para mí –repuso ella–. De todas formas, ser humano está sobrevalorado.
–He oído la palabra “miedo” –aseguró–. Pero elijo creer que no es aplicable a mi persona.
<< ¿Sabes cuál es el peor sentimiento que se puede experimentar? –había dicho Simon–. No confiar en la persona que amas más que a nada en el mundo. >>
–Estoy contigo –respondió Alec–, siempre. ¿Por qué tienes que preguntarlo siquiera?
–Te amo –dijo Simon–. Jamás he amado a nadie excepto a ti.
–A lo mejor yo podría amarte algún día.
–Si algún día lo haces –repuso él–, ven y dímelo.
–Lo sé perfectamente –dijo–. Siempre que tú casi te mueres, yo casi me muero.