* Esta sección puede tener spoilers *
–Ábreme –dijo el monstruo: su voz sonó clara, como si la ventana ni mediara entre los dos–. Quiero hablar contigo.
–Sí, claro –dijo Conor sin levantar la voz–. Eso es lo que siempre quieren los monstruos. Hablar.
–¿Eres tan viejo como el mundo y nunca has oído hablar del sarcasmo? –preguntó Conor.
–A veces la gente necesita mentirse a sí mismo más que ninguna otra cosa.
–Las cosas verdes de este mundo son maravillosas, ¿verdad? –siguió diciendo su madre–. Nos empeñamos es deshacernos de ellas y resulta que muchas veces son justo lo que nos salva.
Eso lo desconcertó. Porque era verdad, no siempre acababan bien. El monstruo se lo había enseñado. Las historias eran criaturas salvajes, muy salvajes, y salían disparadas en la dirección que menos esperabas.
–¿Cómo pueden ser verdad las dos cosas a la vez??
–Porque los humanos son animales complicados –dijo el monstruo.
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